sábado, 10 de abril de 2010

iKNOW Politics

En todo el mundo, las mujeres y los hombres que participan en política están utilizando crecientemente diferentes plataformas tecnológicas, tanto durante sus campañas como para seguir dialogando con sus audiencias cuando se convierten en representantes elegidos.


Las recientes elecciones en Estados Unidos y la victoria de Barack Obama brindaron a toda la humanidad la ocasión de observar una utilización innovadora de las nuevas tecnologías en las campañas políticas, la movilización de masas y la recaudación de fondos.

Las y los líderes políticos están captando las posibilidades que estas tecnologías ofrecen para llegar a las multitudes; así, muchas personas que intervienen en política manejan sus propios weblogs, páginas en Facebook y cuentas en Twitter. Se ha extendido el uso de los mensajes de texto para alertar al periodismo y crear campañas virtuales en torno a manifestaciones públicas, debates televisados y conferencias de prensa. Asimismo, los videos en YouTube están complementando los espacios televisivos pagados y son utilizados para lanzar mensajes políticos sin depender de las fuentes mediáticas convencionales. Las y los activistas están usando estas redes sociales para organizar mítines y divulgar información sobre cuestiones de política pública. Y también se están efectuando cada vez más interacciones ciudadano-gobierno mediante encuestas, foros de debate y plataformas en la web, lo cual sirve para incrementar la participación del público y la rendición de cuentas.

El siglo XXI ha visto un incremento sin precedentes de las y los usuarios de Internet en todo el mundo. De los 1.300 millones de habitantes que tiene China, el 29% son usuarios de la red, lo mismo que el 48,5% de la población de Irán y el 30,5% de la población de América Latina y el Caribe. Asimismo, entre los años 2000 y 2009, el incremento de las y los usuarios en el continente africano ha sido gigantesco: aproximadamente 1.392,4%.

Más de 350 millones de usuarios de Facebook se comunican a través de las fronteras cada día, y pasan cerca de 10.000 millones de minutos diarios conectados a esta red electrónica social. Según un reciente informe, al menos la mitad de la población mundial cuenta con un teléfono móvil, cifra que se está incrementando permanentemente.

Estas son solo algunas de las estadísticas que muestran la siempre creciente presencia de alguna forma de tecnología en la vida cotidiana de las personas. Según estadísticas suministradas por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, en 1994 la brecha digital entre los países desarrollados y en desarrollo era 73 veces mayor a favor de los primeros, mientras que en el 2004 era solo 8 veces mayor. C. Fink y C. Kenny, en W(h)ither the digital divide (2003), señalaron que «la característica más saltante de la brecha no se refiere a cuán grande es, sino a cuán rápidamente se está estrechando».

El impacto de esta creciente penetración de la tecnología ya se ha dejado sentir en el desarrollo. Por ejemplo, los empresarios africanos están obteniendo microcréditos, los médicos de la India pueden diagnosticar a pacientes de Etiopía, y el reciente Movimiento Verde de Irán se organizó en gran parte mediante la web y vía mensajes SMS, por nombrar unos cuantos recursos. Los asombrosos canales de distribución disponibles mediante YouTube, Podcasting, Facebook, Twitter y otras redes, así como el alcance de la tecnología entre las masas, nunca han sido tan omnipresentes.

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